Cuídate y que te cuiden

Carta del mes / Jul2014

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Y es que… ¿A quién no le han roto el corazón alguna vez? Esa sensación de vacío en tu cuerpo en la que sólo notas que eres un montón de huesos y carne sin ese subidón de energía que necesitas para moverlo al ritmo de las emociones diarias.

Pero lo peor, sin duda, es sentirse un minúsculo grano de arena en medio de un desierto con ganas de gritar y gritar, aun sabiendo que nadie te va a escuchar. Y para decir ¿qué? Si para todo lo que tenías que decir seguro que ya has inventado mil doscientas cuarenta formas de expresarlo. Aun así, aunque se te vaya el alma en lo que estás sintiendo, este partido no depende sólo de ti, o tal vez sí, pero defiendes la bandera equivocada.

Ya puedes esforzarte por hacerlo bien, por estar locamente convencido de que nunca vas a gripar, por demostrar que siempre vas a estar con las revoluciones al máximo para que ésto, llámalo X, no reste. Al contrario, sume y sume estando dispuesto a pedir una ronda más; ya que aquí, la antigüedad y los pluses personales no te dan ni galones ni garantías.

Luego existen los “sabios” que te dicen que es tan fácil como dejar lo que no deja, apartarte de lo que te perjudica, de lo que no te llena, bla, bla, bla… Y si bien es cierto este análisis superficial del problema, todos sabemos que emplear la palabra “fácil”, resulta, cuanto menos, insultante.

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Piensas una y otra vez en  el cómo y el porqué. Al fin y al cabo, tú sigues siendo el mismo que se subió a este tren con lo puesto y, sin darte cuenta, te ha caducado el billete obligándote a bajar en una estación de mala muerte. Una estación en la que, siendo tan maravilloso e increíble como eres, y sobretodo, con un falso bálsamo de no te lo mereces, no te van a quitar ni el frío ni el hambre de estar tirado como una colilla en el culo del mundo.

Pero esto es la vida, ¡qué pasada! Y a medida que la vives te das cuenta que el color rosa sólo es como una marca de pintalabios en la mejilla que se borra al poco tiempo a la espera de la siguiente boca. Nada es para siempre, ya que el «para siempre» es mucho, muchísimo tiempo en el que constantemente van a estar cambiando las cartas con las que juegas en esta caprichosa timba.

Y el amor existe, no es sólo un invento para vender bombones y rosas. Es real. Pero eso sí, busca el de verdad y no un cupón de prueba válido para 5 meses seguido de un «ya veremos», porque de lo contrario, estás jodido. El verdadero no entiende de periodos de prácticas.

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Coge un espejo y mírate en él, porqué ahí vas a encontrar a la persona que más te va a querer en este agridulce mundo. Pase lo que pase no va a necesitar que te pongas ningún disfraz, le bastará con que seas tú mismo. Valorará cada pequeño esfuerzo de tu dedo meñique por dedicarle un momento, por querer gustarle o por regalarle un pensamiento. Siempre está dispuesto a parar el tiempo para atenderte porque cualquier otra razón puede esperar, pero tú no.

Por favor, no dejes de quererte. Este viaje es demasiado largo y bonito para hacerlo solo.

Cuídate, y cuida de que, a quien cuides… se lo merezca.

Fdo: R. Montés

Publicado por Café Desvelado

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